Este pintor veneciano hizo sus primeros pinitos como pintor, pintando en las paredes de la primitiva tintorería de su padre, una de las primeras de la época en pleno Medievo.
Viajamos en el tiempo y nos trasladamos esta vez a la misma Europa medieval. Una época de luchas y confrontaciones, de grandes palacios y castillos pero también de grandes desigualdades sociales y donde valientes empresarios ya empezaban a sembrar el germen de lo que hoy en día son muchas de las profesiones que conocemos, como es el caso de los tintoreros. ¿Sabías que famoso personaje está vinculado al origen del nombre de nuestra profesión?. El famoso pintor Jacobo Comin, más conocido como Tintoretto. Nació en Venecia, a principios del 1500 y a lo largo de sus más de 70 años de vida se convirtió poco a poco en todo un referente de la época, perdurando su fama hasta la actualidad. ¿Y que tiene que ver Tintoretto con nosotros?.
Los padres de Jacobo fueros uno de los precursores del por aquel entonces desconocido negocio de las tintorerías. Durante finales del siglo XIV y durante el sXV, en las inmediaciones de los baños públicos empezaron a proliferar una serie de negocios que cuidaban, limpiaban y hacendaban la ropa de las clases más pudientes de la ciudad, aquellas que podían disponer de una amplia colección de prendas, que acudían a los baños públicos o que venían de enfrentarse a los enemigos en las sucesivas batallas que tenían lugar en esos tiempos nada apacibles. Los padres de Jacobo emprendieron un negocio como este y en las paredes del mismo, Jacobo empezó a pintar auténticas obras de arte. Pintor prematuro, deslumbró a los clientes del negocio de sus padres recibiendo más tarde el nombre de Tintoretto, por iniciar su obra en las paredes de un modesto negocio dedicado al tinte y el lavado de la ropa.
Los padres de Jacobo fueros uno de los precursores del por aquel entonces desconocido negocio de las tintorerías. Durante finales del siglo XIV y durante el sXV, en las inmediaciones de los baños públicos empezaron a proliferar una serie de negocios que cuidaban, limpiaban y hacendaban la ropa de las clases más pudientes de la ciudad, aquellas que podían disponer de una amplia colección de prendas, que acudían a los baños públicos o que venían de enfrentarse a los enemigos en las sucesivas batallas que tenían lugar en esos tiempos nada apacibles. Los padres de Jacobo emprendieron un negocio como este y en las paredes del mismo, Jacobo empezó a pintar auténticas obras de arte. Pintor prematuro, deslumbró a los clientes del negocio de sus padres recibiendo más tarde el nombre de Tintoretto, por iniciar su obra en las paredes de un modesto negocio dedicado al tinte y el lavado de la ropa.

Tintoretto siempre hacía referencia a la modesta y primitiva tintorería de su padre.
Y todo ello, en un contexto donde el oficio del tintorero evolucionaba en la Europa medieval a pequeños pasos, eso sí ya como una actividad gremial. A lo largo de la Edad Media, el oficio de tintorero quedaba ya muy diferenciado del de comerciante de paños o materias colorantes, y empezó a estar seriamente reglamentado. Desde el siglo XIII, ya se encuentran los primeros textos que informan de una primitiva organización, incluso de enseñanza del oficio y ciertos derechos y obligaciones de estos profesionales. Poco a poco, en todas las ciudades, los bautizados como tintoreros fueron numerosos y poderosamente organizados. Serían frecuentes sus enfrentamientos con otros gremios como pañeros, tejedores y curtidores.
Tras pintarrajear durante años las paredes de la tintorería de su padre, este llevo al ya bautizado Tintoretto al taller del pintor italiano, y considerado como un clásico del Renacimiento, Tiziano cuando apenas contaba con 15 años. Tras unas relaciones algo gélidas, Tintoretto decidió seguir pintando solo, sin ningún tipo de maestro, interesándose por las corrientes manieristas toscanas, romanas y emilianas. Y con un objetivo, el de transmitir emociones, más que adaptarse a los cánones de belleza de la época. Durante su vida, y según narran las crónicas de la época, cuando le preguntaban porque se llamaba así, Tintoretto siempre hacía referencia a sus inicios en la modesta y primitiva tintorería de su padre como inicio de su sueño, el ser un pintor afamado y reconocido.